Cómo ser un hombre
Una de las ideas más aterradoras sobre la adolescencia es la incertidumbre total acerca del futuro. A los dieciséis eres un ser humano buscando desesperadamente certezas, mientras las relaciones, tus padres y el colegio solo entregan preguntas y, en algunos casos, rechazo. Tendrá que pasar muchísimo tiempo para darse cuenta de que la idea misma de tener certezas es medio ridícula y hasta antinatural. ¿Qué sentido tiene centrarse en un par de certezas si alrededor solo hay caos y azar?
Y por otro lado están los adultos, que olvidamos rápidamente cómo era ser adolescente para convertirnos en predicadores de sobremesa, con poco espacio para algo que no sea moldear —ojalá a imagen nuestra— a esos seres humanos en construcción. Supongo que en el paso entre la prédica y la policía hay solo una diferencia de grados.
Todo lo que escribo acá surge de conversaciones que he tenido con distintos amigos sobre la adolescencia masculina y su actual vacío de referencias progresistas. Como si nos hubiéramos olvidado de loa jóvenes que, en búsqueda de certezas, terminan mirando videos en TikTok con resúmenes de ideas de Jordan Peterson. Mientras por un lado algunos los apuntan como representantes del patriarcado criminal, estos personajes de YouTube les hablan en su lenguaje y les entregan un marco conceptual —por delirante que sea— para entender esas preguntas.
En Chile, hace tiempo que diversos investigadores vienen abordando estas preguntas tanto desde la construcción de masculinidades, como desde la extrema derecha que las entiende como respuesta a la frustración y el descontento, pero con muy poca resonancia en partidos y movimientos políticos tradicionales.
Por todo eso este artículo de Ian Dunt (de quien nunca había oído) me pareció tan preciso.
And where is the counter-narrative? The progressive left seemingly has no opinion on men getting laid. It has opinions on everything else. It has opinions on women getting laid (good for them), it has opinions on toxic masculinity (bad) and it has opinions on gender equality (there should be more of it). But it is completely silent on the subject of men getting laid - which, generally speaking, they are very interested in doing, and will continue to be interested in regardless of whether progressives want to talk about it. So the stage has been left entirely clear for the far-right to set the narrative, which it has done with devastating effect, monopolising young men's obsession with sex to spread a vicious fictitious storyline about power and identity.
Si tienes tiempo, vale la pena leerlo completo.