Discos favoritos del 2024
Esto era una vieja práctica de épocas que parecen estar muy abajo de esta pila de publicidad, violencia, autobombo y vigilancia en la que se ha convertido la internet del 2024. Debajo de todo eso seguimos estando los mismos de siempre buscando silenciosamente dónde están esos espacios llenos de preguntas y dudas en este mar de certezas. Sobreviviendo en un mundo virtual convertido en un 'bosque oscuro'
Imagine a dark forest at night. It’s deathly quiet. Nothing moves. Nothing stirs. This could lead one to assume that the forest is devoid of life. But of course it’s not. The dark forest is full of life. It’s quiet, because night is when the predators come out. To survive, the animals stay quiet.
En fin, me desvié. Yo sólo venía para compartirles los discos que más me han sorprendido y han sonado repetidamente en mi cabeza desde que los escuché por primera vez. No es un ranking, pero podría ser.
Editado 2024-12-31: Gracias por los comentarios recibidos. Agregué algunos links a plataformas para escuchar los discos. Ahora, mirando el post, me di cuenta que había dos discos que se quedaron fuera de la mesa. Prometí 10, pero había 8. Esos dos que se perdieron era el de Julia Holter y el de Arooj Aftab. Los agrego.
Uno nunca sabe con lo que se va a encontrar con un disco de Julia Holter. No, miento. Sabes que lo más probable es que no suene en la radio y que te lleve a Broadcast, a Animal Collective, a lugares por ahí cerca. También sabes que no es que reniegue del pop, como te enteraste seguramente al escuchar Have You in My Wilderness (recomendado también). En este nuevo disco hay más experimentación que flechazos pop, más meditación que glitter. Algún latero dirá que se necesitan varias escuchas para entrar, pero a veces hay que hacerle caso a esta gente.
Esta es otra de las obsesiones que he adquirido en los últimos años. El año pasado me quedé escuchando más veces de lo que pensé un disco llamado Love in Exile, una colaboración excepcional entre el pianista Vijay Iyer, los sintetizadores de Shahzad Ismaily y voz de la cantante pakistaní Arooj Aftab. Este año ella lanzó Night Reigh, más o menos en la misma línea, pero sin los la presencia de los sintetizadores del disco que menciono. Los arreglos de piano, las cuerdas, en fin, toda la producción para estar armada para que se luzcan las tonalidades de su voz. Habrá quienes no se animan a escuchar música fuera de su espectro y se pierden cosas como esta.
Se toma su tiempo Beth Gibbons. Su disco debut aparece 22 años luego de su excelente colaboración con Rustin Man (Talk Talk) y su última aparición discográfica fue un disco en vivo interpretando las voces en la Sinfonía no.3 de Henryk Górecki. Un poco de eso, supongo, se trata también este disco, del paso del tiempo, de la pérdida, y de la construcción de esperanzas en un mundo gris.
Los caminos de Nick Cave lo han llevado lejos de la histeria adolescente y autodestructiva de sus primeros años. Hoy Cave es mucho más explícito con sus viejas obsesiones religiosas, con el poder de las historias para sanar actuales heridas, y, por sobre todo, con el huir del rock and roll para reconfigurarlo a su pinta. Este disco es el último paradero hasta ahora en esta micro con destino quién sabe dónde, una parada igual de obsesiva pero tratando de alcanzar la felicidad luego de pasear tan cerca de la oscuridad.
Tengo bastante asumido mi poca conexión y aburrimiento con muchas de las nuevas tendencias musicales amplificadas algorítmicamente. Bueno, este disco fue un cachetazo de vuelta a la sorpresa. Un disco triple en la era del tiktok, probablemente lo más punk que podría habernos regalado el 2024. Un paseo por Neil Young, Burt Bacharach, Velvet Underground y Ariel Pink. Enpaquetados en deliciosos e inesperados 122 minutos de canciones con las que encariñarse todos los días con una diferente. Si el futuro es parecido a esto, es que vamos bien.
Adrianne Lenker es de esa gente que parece que no falla. Con Big Thief lleva cinco discos estupendos y ahora se anota un montón de canciones hermosas en su debut. A ver, la exploración va por el country (momento, no arrancar) y un minimalismo cuidado parecido a Sufjan Stevens, aunque harto menos desgarrador. Tiene la gracia de esos discos grandes, que a la segunda o tercera escucha pareciera que estuvieron siempre, desde hace décadas, allí.
Siempre he sido bien fan de Kiwanuka. Por alguna razón siempre me pareció menos disonante que todas esas reversiones de soul que estuvo tan de moda hace algunos años. Sí, tiene todos los ingredientes, coros, vientos, percusiones limpiecitas que deben estar ya patentadas por Danger Mouse, y un vozarrón que siempre parece estar pidiendo permiso. Pese a todo eso, suena cerca y nunca jamás repetitivo.
Siempre he pensado que Owens es injustamente subvalorado. No solo tiene una vida de novela, que incluye haber arrancado de una secta a los 16 historia real, con la banda Girls haber llegado en el momento preciso, justo antes de caer en las drogas y que su partner creativo muera en el proceso; un grave accidente en moto, vivir en la calle, las tiene todas. Pero lo mejor que sabe hacer es canciones, de esas que se quedan, de las que dan ganas de cantar. Este disco, algo depre si se quiere, está repleto de esas.
SAULT es la banda que me da esperanza en el futuro. Así, de entrada. A muchísima distancia de cualquier otro colectivo musical de moda. Prolíficos –sacan discos todos los años y hace poco sacaron **cinco** discos juntos-, comenzaron como un grupo rodeado de misterio y secreto, para con el tiempo cada uno de los nombres asociados a él saquen discos y proyectos fuera de las reglas del canon comercial actual. ¿Ejemplos? Cleo Sol, Little Simz, Jack Peñate, el mismo Kiwanuka. Suenan a soul, fusionan sonido africano, y parece ser la banda sonora de un mundo que no fue, uno menos gris, uno muchísimo menos aburrido.
Otro sujeto al que le sigo la pista desde hace muchos años, Ty Segall sorprendió a todo el mundo con este disco instrumental de 4 canciones, al mismo tiempo de editar un lindo disco un poco más tradicional, garage, muy en su onda (Three Bells). Este es un disco instrumental, de solo percusiones, xilófonos, baterías y piezas de la vida cotidiana, todo junto como una invitación a experimentar, a probar cosas nuevas, a equivocarse y arreglar en el camino. Yo al Segall le compro todos sus inventos.